viernes, 21 de septiembre de 2012


jueves, 20 de septiembre de 2012

sábado, 15 de septiembre de 2012

El ginkgo biloba es un árbol nativo de la China, pero que se ha cultivado en todo el mundo. Se utiliza un extracto de las hojas verdes de este árbol, rico en flavonoides, quercitina, luteolina, catequina, lesina, aceite esencial, lípidos y bilobálido, y vitaminas A, B y C.

El extracto de hojas de ginkgo biloba contiene principios activos de acción antioxidante, del grupo de los flavonoides y de t
ipo terpénico que parecen ser responsables de sus efectos. Este árbol tiene entre sus principales características que es longevo y resistente y pareciera que estas mismas propiedades las proporciona a los seres humanos al afrontar los trastornos típicos de la vejez.

Se ha demostrado que el ginkgo biloba mejora la memoria, la atención y las funciones mentales en general. Se le han atribuido tales beneficios principalmente por su capacidad para mejorar la circulación sanguínea y el metabolismo energético en el cerebro, aminorando los síntomas de: cansancio, pérdida de memoria, confusión, depresión y ansiedad. Estos beneficios para la circulación en general pueden también servir para mejorar la circulación sanguínea de las extremidades.

El ginkgo biloba es estimulante de la circulación, vasodilatador venotónico, antitrombótico (anticoagulante) y antiinflamatorio, indicado en los tratamientos para las várices.

También se le han atribuido efectos antioxidantes y antialérgicos. Sus beneficios comprobados han hecho que el ginkgo biloba sea una de las hierbas más utilizadas en Europa, incluso entre los especialistas más tradicionales.

El ginkgo biloba es considerado una ayuda natural contra el alzheimer, la demencia senil y el mal de Parkinson. Por su acción neutralizadora de radicales libres, tiene efecto antienvejecimiento.

Debido a las sustancias flavonoides que contiene puede ser también útil en el tratamiento de enfermedades vasculares como la flebitis o las hemorroides. Ayuda, además, a problemas molestos causados por falta de riego en el cerebro, como vértigo, cefalea, zumbido de oídos, pérdida del equilibrio, trastornos del sueño y de la memoria.